La vida es sueño...¿o es al revés?...He vuelto.

Ya lo dijo el escritor:  "La vida es sueño...".  En los últimos años se habla de "sueños lúcidos", como si se pudieran inducir y uno darse cuenta y determinar si es un sueño, o es la realidad exterior.  
Acabo de pasar por un instante así, en el que por unos segundos no estaba seguro si soñaba que me pasaba algo grave, o si me estaba pasando algo grave, realmente, hasta que desperté de la anestesia.  En los segundos previos a mi pérdida de conciencia, sólo recuerdo algunas palabras de los médicos y enfermeras, y recuerdo "saber" que me moría.  Nada más...no hubo una luz, no hubo un túnel, no ví pasar toda mi vida en un instante, no pensé ni ví a ningún ser querido ni vivo ni fallecido.  Simplemente pensé, me muero, desconociendo lo que vendría.
Felizmente llegué al Sanatorio a tiempo, ya que por mi intuición me metí sólo en un taxi que llamé y con gran dolor en la espalda (insoportable y desconocido para mí) llegué a pedir al chofer que me lleve directamente a "Emergencias" del Sanatorio San Roque sobre Mcal López, en donde me tiré en una camilla murmurando que me sentía muy mal, e informando que mi médico clínico de cabecera era el Dr. Hugo Elías (quien estuvo conmigo durante todos los días monitoreando mi estado), tirandole a la recepcionista mi C.I. y mi carnet de asociado del seguro internacional GMC Henner. 
Desperté, estuve tres días en terapia intensiva (siempre super lúcido, algo débil, pero bien), luego cuatro más en sala común.  Hoy fue mi primera consulta fuera del hospital con mi cardiólogo el genial Dr. Gustavo Olmedo, quien me operó (liderando un equipo) e introdujo un "stent" en la arteria obstruida.  Salí de alta después de una semana, sin restricciones de salidas, con dieta normal (que era la mía, cuidadosa y sana), y con vacaciones de enseñanza por tres semanas, y nada de presentaciones en pubs nocturnos, por supuesto.  Para alguien cuyo corazón dejó de latir por varios segundos, me encontró superbien.   Mi recuperación fue rapida y óptima.
Agradezco al Dr. Gustavo Olmedo Fillizola por salvarme la vida, y especialmente a mis dos hijos varones, Ricardo y Miguel, quienes estuvieron conmigo turnándose todo el tiempo (a pesar de la excelente, constante y profesional atención del Sanatorio San Roque), a mi hermano Luis, a Elsa, la madre de mis hijos, a quien llamé antes que a nadie por celular cuando aún viajaba en el taxi hacia el Sanatorio y quien avisó a todos los demás, a Rita Cibils, Asistente de Recursos Humanos de Naciones Unidas, quien se encargó de todos los trámites de mi seguro médico internacional como Jubilado, y evidentemente al chofer del taxi, quien indirectamente junto a todos me salvó la vida (estoy tratando de ubicarlo por el sistema "Taxi-radio").   Gracias a todos los que (me contaron) estuvieron ese lunes 7 de febrero de 2011 mientras estaba en la sala de cateterismo en pleno procedimiento, y quienes asistían (cuando estaba permitido) a verme en terapia.  Gracias a todos mis amigos/as (especialmente la barra del café del Shopping MLS), alumnos/as quienes me demostraron su preocupación, cariño, solidaridad, y me dieron y siguen dando fuerza.
Seguirán escuchando mis enseñanzas y mi música. He dicho.  

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